Los preparativos para el debate (EFE) (EFEI0342/)El presidente estadounidense Donald Trump y su rival demócrata en la carrera por la Casa Blanca, Joe Biden, se enfrentan este martes en el primero de tres debates, en el que tratan en torno a seis ejes con los temas que han dominado la campaña.
Los tópicos los elige cada moderador y en este primer encuentro el encargado es el periodista Chris Wallace, de la cadena conservadora Fox News, lo que no necesariamente representa una ventaja para Trump: el prestigioso reportero puso contra las cuerdas al mandatario en la última entrevista que tuvieron, semanas atrás.
Wallace informó días atrás que había elegido los siguientes ejes, a debatirse por 15 minutos cada uno.
Gestión e historial
En este segmento, se pondrá bajo la lupa principalmente la gestión del presidente a grandes rasgos, así como el pasado de Biden como vicepresidente y senador. Más que propuestas a futuro, es una evaluación del pasado de cada uno de los candidatos.
Es posible que aquí el demócrata aproveche para mencionar las recientes revelaciones del New York Times sobre las declaraciones de impuestos del mandatario.
La Corte Suprema
La muerte de la jueza Ruth Bader Ginsburg hizo que uno de los grandes temas del tramo final de la campaña sea el proceso por el nombramiento de su remplazo. El presidente ya nominó a la conservadora Amy Coney Barrett y tiene los votos suficientes en el Senado para que sea confirmada antes de la votación. Por su parte, Biden ha emplazado a los republicanos a esperar a que se defina al ganador de las elecciones para votar a la novena miembro del máximo tribunal, recordando la promesa que varios habían realizado en 2016, cuando se negaron a discutir al juez propuesto por Barack Obama en su último año de gobierno.
Sin embargo, el destino de ese asiento no es el único asunto en discusión. Ante la inminente mayoría conservadora de 6-3 frente a los magistrados liberales, un sector del Partido Demócrata está buscando que, en una eventual control del Senado, ampliar la conformación de la corte para equilibrar la balanza. Biden, por el momento, no se ha mostrado a favor de esa idea, pero tampoco la ha rechazado tajantemente para no confrontar con los sectores más progresistas de su base electoral.
La jueza Amy Coney Barrett, nominada por Trump para el Supremo (Reuters) (CARLOS BARRIA/)La pandemia de coronavirus
La diferencia de posturas no podrá quedar más evidente. El presidente Trump ha insistido en que su gestión sanitaria ha sido exitosa, con el argumento de que si no hubiese tomado las medidas, hubiesen muerto más de dos millones de estadounidenses. Por su parte, el ex vicepresidente afirma que la falta de restricciones y la prisa por la reapertura empujaron al país a tener la peor cifra mundial de contagios y víctimas fatales.
La economía
Se trata del principal argumento de la campaña republicana: la economía estadounidense, hasta antes de la pandemia, avanzaba exitosamente, con cifras inéditas de empleo y récords en la bolsa, empujados en parte por la reforma impositiva que alivió impuestos a grandes empresas. Sin embargo, los demócratas aseguran que el mandatario ha disfrutado de un “viento de cola” de la gestión de Barack Obama y reclaman por la falta de acuerdo en un segundo paquete económico de rescate para la actual crisis económica.
Raza y violencia
“Ley y orden” es el mantra más repetido por el presidente, que usa la frase con la que Richard Nixon ganó la presidencia en 1968, en el auge de los movimientos de derechos civiles. Trump asegura que bajo un segundo gobierno volverá la paz a las calles.
El presidente Donald Trump camina a través del parque Lafayette, donde hay graffittis de protesta pintados tras la muerte de George Floyd en Minneapolis (REUTERS/Tom Brenner) (Tom Brenner/)En cambio, Joe Biden intenta mostrarse como una fuerza unificadora que rebajaría las tensiones raciales y atendería las demandas de las minorías. Su historial muestra una importante conexión con la comunidad afroamericana, aunque también ha sido criticado por su trabajo junto a legisladores que eran abiertamente racistas.
La integridad de las elecciones
El debate ocurre cuando algunos estadounidenses ya han depositado su voto y otros lo han enviado por correo. La elección culmina el 3 de noviembre, pero cada estado tiene sus propias normas sobre el voto anticipado y a distancia.
El presidente es un duro crítico del sistema por correo y ha advertido, sin pruebas, de un posible fraude. Ya en las elecciones del 2016, cuando ganó por colegio electoral pero no logró el voto popular, había afirmado que hubo irregularidades, que nunca fueron demostradas. Su temor es que la masiva distribución de boletas (por los votantes que quieren evitar aglomeraciones en los centros de votación, por el riesgo de contagio) aumente las posibilidades de delitos electorales. En cambio, el Partido Demócrata reclama que la verdadera intención de los republicanos es suprimir el voto de las minorías.
Lo más probable, a menos que haya demasiada distancia entre los candidatos, es que no se conozca al ganador de la elección la noche del martes 3. Algunos estados clave seguirán abriendo boletas enviadas previamente por varios días más. En ese marco, el presidente se ha negado a prometer una transición pacífica de poder, sujeta a lo que él considere una elección limpia.
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