James Bennett“James Bennet, el editor de la sección de opinión de The New York Times, ha renunciado después de una controversia sobre una columna de un senador que pedía fuerza militar contra los manifestantes en las ciudades estadounidenses”, informó el periódico. Katie Kingsbury, editora adjunta de la sección, asumirá la función de manera interina.”La semana pasada vimos una importante ruptura en nuestros procesos de edición, no es la primera que experimentamos en los últimos años”, dijo A. G. Sulzberger, editor general del medio estadounidense, en una nota al personal. En una breve entrevista el domingo por la tarde, Sulzberger añadió: “Ambos concluimos que James no sería capaz de dirigir el equipo en la siguiente etapa de cambio que se requiere”.La polémica comenzó cuando Bennet habilitó la publicación de una columna de opinión del senador republicano por Arkansas, Tom Cotton, quien apelaba a la intervención del ejército para sofocar las protestas contra el racismo tras la muerte de George Floyd. El artículo no solo generó el descontento en varios de los suscriptores al servicio del reconocido medio norteamericano, sino que además, provocó una rebelión entre los periodistas del propio periódico.El senador republicano por Arkansas, Tom Cotton (POOL/)Varios redactores del medio, fijaron posición contra la dirección editorial por permitir en sus páginas una opinión que “pone en peligro a los periodistas negros”. Decenas de empleados del New York Times expresaban su rechazo a través del chat interno del periódico, por la publicación de la polémica columna de Cotton, mientras las altas esferas llamaban a la calma y aseguraban que se estaba preparando un comunicado de James Bennett, jefe de opinión del diario.“La rápida caída de Bennet de una de las posiciones más poderosas del periodismo estadounidense se produce cuando cientos de miles de personas han marchado en protesta por el racismo en las fuerzas del orden. El movimiento se ha extendido a las salas de redacción, donde periodistas y otros empleados han desafiado el liderazgo”, explica el New York Times para explicar el paso al costado de periodista. La columna de la controversia“Esta semana, los manifestantes han sumido a muchas ciudades estadounidenses en la anarquía , recordando la violencia generalizada de la década de 1960”, con esa frase empieza el artículo con el que el republicano arremetió fuertemente contra las personas que han protestado en Estados Unidos. Más tarde, el senador compartió el enlace a la nota a través de sus redes sociales, con el mensaje: “La nación debe restablecer el orden. El ejército está listo”.“Algunas élites han excusado esta orgía de violencia en el espíritu de la elegancia radical, calificándola de una respuesta comprensible a la muerte injusta de George Floyd. Esas excusas se basan en una repugnante equivalencia moral de alborotadores y saqueadores a manifestantes pacíficos y respetuosos de la ley. Una mayoría que busca protestar pacíficamente no debe confundirse con bandas de delincuentes”, expresó Cotton en su columna.Hace más de una semana que todos los días hay movilizaciones contra el racismo y el abuso policial en los EEUU
(JEENAH MOON/)Además agregó: “Estos alborotadores, si no se someten, no solo destruirán los medios de vida de los ciudadanos respetuosos de la ley, sino que también llevarán vidas más inocentes. Muchas comunidades pobres que aún tienen cicatrices de los trastornos anteriores se retrasarán aún más”. Y continuó, “la Ley de Insurrección autoriza al presidente a emplear a los militares ´o cualquier otro medio´ en ‘casos de insurrección u obstrucción a las leyes´. Esta venerable ley, casi tan antigua como nuestra propia república, no equivale a ´ley marcial´ o al fin de la democracia, como algunos críticos eufóricos, ignorantes tanto de la ley como de nuestra historia, han sugerido cómicamente. De hecho, el gobierno federal tiene el deber constitucional de los estados de ´proteger a cada uno de ellos de la violencia doméstica´”.Después de la publicación, la columna se viralizó rápidamente a través de las redes sociales y Sulzberger aseguró comprender el motivo por el que algunos periodistas sentían que el trabajo del medio había sido “eclipsado por la decepción y el dolor”. “Está claro que muchos creen que esta pieza quedó fuera del ámbito de lo aceptable, representando comentarios peligrosos en un momento explosivo que no debería haber encontrado un lugar en el Times, incluso como un contrapunto a nuestra propia visión institucional”, dijo el editor.Además del descontento de los miembros del New York Times, otro de los peligros que atraviesa el prestigioso medio es la pérdida de uno de sus principales activos: sus suscriptores. La revista digital norteamericana Slate, tuvo acceso al chat interno por el cual se comunican los empleados del New York Times, y ha podido corroborar cómo algunos de ellos comentaban con gran sombro que las cancelaciones se multiplicaban frenéticamente. “Cada vez que refresco crecen más y más rápido”, comentaba uno de ellos. “203 cancelaciones entre las cuatro y las cinco: la mayor cifra en una hora que hemos tenido nunca”, reveló otro de los trabajadores.MÁS SOBRE ESTE TEMA:El New York Times sufrió un récord de cancelaciones de suscriptores tras la publicación de una columna crítica con las protestas raciales