Desde 2012 Joe Biden ha mantenido una posición que sintetizó en la campaña: “No creo que tengamos el derecho de decirle a otras personas que las mujeres no pueden tener control sobre sus propios cuerpos. Es una decisión entre ellas y sus médicos” (REUTERS/Karen Pulfer Focht) (KAREN PULFER FOCHT/)Joe Biden, quien asumirá la presidencia de los Estados Unidos el 20 de enero de 2021, es católico y a lo largo de su carrera ha tenido posturas cambiantes sobre el aborto. Desde 2012, sin embargo, lo considera parte de las libertades individuales y durante la campaña declaró: “No creo que tengamos el derecho de decirle a otras personas que las mujeres no pueden tener control sobre sus propios cuerpos. Es una decisión entre ellas y sus médicos, desde mi punto de vista. Y la Suprema Corte: no voy a interferir allí”, en referencia al fallo de 1973, Roe vs. Wade, que garantiza el derecho en el plano federal.En un clima político de división exasperada, con algunas bajas en la Cámara de Representantes y sin mayoría en el Senado, los defensores del acceso legal al aborto, que fue recortado en varios estados durante los últimos cuatro años, temen que Biden pueda hacer poco. Sobre todo si se considera que la Corte Suprema, último escenario de las batallas que generaría cualquier movimiento del futuro presidente, se inclina hacia el conservadurismo tras los nombramientos de Donald Trump, que incluyeron a Amy Coney Barrett a solo ocho días de las elecciones.Sin embargo, según The Atlantic, el equipo de Biden analiza opciones por fuera del cambio de la legislación para volver a un estado de cosas previo al gobierno republicano. La primera sería la posibilidad de revertir regulaciones emitidas por Trump que limitaban el acceso a la anticoncepción en algunos lugares donde mucha población depende de Planned Parenthood y otras organizaciones similares, a quienes se quitaron los fondos conocidos como Title X.La otra estrategia sería revisar y cambiar las normas de la FDA para la prescripción y distribución de la mifepristona, llamadas REMS, que no afectan la seguridad de las pacientesOtro elemento que ha tomado en cuenta el equipo de Biden es que actualmente existen dos demandas en curso contra la REMS. Más allá de la decisión de los tribunales federales donde se tramitan, la opción del ejecutivo sería que la FDA solicitara al distribuidor de la RU-486 que pidiera una modificación al actual criterio de distribución, lo cual permitiría que la agencia analizara, y procediera a cambiar, si así lo creen sus expertos médicos, la normativa.Si bien esta acción no expandiría el derecho al aborto a los 19 estados que imponen límites propios a la distribución de la droga, sí lo haría en los 31 restantes. “El riesgo político para Biden sería bajo, ya que la mayoría de los estadounidenses apoyan el derecho al aborto en el primer trimestre”, analizó The Atlantic. En efecto, según una encuesta de Gallup, el 60% lo apoya y el 28% también en el segundo trimestre.Seguir leyendo:Joe Biden, el segundo católico en la Casa Blanca, y su visión sobre el abortoJoe Biden aseguró que la vacuna será distribuida “de forma equitativa, eficiente y gratuita para todos los estadounidenses”Diputados comenzará mañana a debatir en comisiones el proyecto para la legalización del aborto