(Infobae)WASHINGTON DC – Un penetrante olor a madera, taladros en acción, calles desiertas y todas las vidrieras, ventanas y puertas protegidas: Washington llega a las elecciones atrapada por el temor a lo que la incierta noche de este martes pueda generar. Y ante ese temor, lo mejor es blindarse. Blindarse en madera, en este caso. O con una verja que rodeará por completo el área de la Casa Blanca y que se terminaba de instalar en la noche de este lunes.Las compañías especializadas en los gruesos paneles de madera prensada que en la última semana cubrieron las fachadas de casi todos los comercios, restaurantes, cafeterías y hoteles en el centro de la capital de los Estados Unidos celebran, porque dispararon su facturación. Pero solo celebran ellos, porque a la espera de lo que suceda entre Donald Trump y Joe Biden, el panorama en la ciudad no es el más atractivo.Los paneles protectores de madera se apoderaron del centro de Washington DC / SEBASTIÁN FEST“Esto no era así, esta ciudad no tiene nada que ver a la de hace unos meses”, dijo a Infobae una dependienta de una tienda en la que el ruido de los taladros dominaba el ambiente. La pandemia del coronavirus y los disturbios generados en medio de las manifestaciones por el Black Lives Matter en el verano llevaron a que muy poca gente trabaje en las oficinas del centro de la ciudad. No lo hacen tampoco en los grandes organismos internacionales como el FMI, el BID, el Banco Mundial o la OEA.¿Qué sucederá si no hay un resultado claro en las primeras horas, que es lo que se prevé? ¿Y si Donald Trump se proclama vencedor sobre Joe Biden? Ante esas preguntas aún sin respuesta, muchos en Washington optaron por protegerse. O por alejarse: muchos empleados de los organismos multilaterales ni siquiera trabajan desde sus casas en Washington, sino que se fueron a sus ciudades o países y lo hacen desde allí.Peter Newsham, el jefe de Policía de Washington DC, dijo que sus hombres están preparados para un posible estallido de violencia. La situación se repite en muchas otras ciudades del país.“La Policía no dispersa manifestaciones, las facilita. Pero las manifestaciones no deben ser confundidas con conductas criminales que amenacen o dañen a las personas a la propiedad, como ocurrió durante los disturbios de este verano. Si se enfrenta a comportamientos violentos y destructivos, la Policía entrara en acciión”, escribió Newsham en una carta conocida este lunes.Unas calles más allá del centro desierto, camino a la Casa Blanca, Lafayette Square ofrece un panorama muy diferente. Hay efervescencia, hay ruido, hay gente. Esa plaza fue históricamente el sitio desde el que locales y turistas observaban la magnificencia de la sede del gobierno estadounidense, pero eso es hoy imposible: la residencia del presidente solo se adivina a lo lejos, escudriñando entre los huecos de la verja que se instaló durante el Black Lives Matter.Workers install heavy-duty security fencing outside the Executive Office Building near the White House, the day before the U.S. presidential election, in Washington, U.S., November 2, 2020. REUTERS/Erin Scott (ERIN SCOTT/)Esa verja es hoy depositaria de todo tipo de carteles, dibujos, fotos y símbolos críticos con Trump. Mientras el silencio se había apoderado del resto de Washington, allí, en las horas previas a la elección, todo era ruido. Sonaban tambores, sonaba música, la gente se enzarzaba en apasionadas discusiones mientras la policía observaba sin intervenir. Ese ambiente festivo se iría diluyendo con el correr de las horas, a medida que se fue desplegando una alta verja no escalable que rodeará todo el perímetro de la sede del gobierno de los Estados Unidos.“Nunca en mi vida vi algo como esto. Entiendo que los servicios secretos tienen informaciones de posibles disturbios y se están preparando”, dijo a CNN Jeh Johnson, secretario de Interior durante la presidencia de Barack Obama.Mientras tanto, en la Plaza Lafayette un hombre pasa música y exhibe una pancarta: “Dejen de odiarse los unos a los otros solo porque no están de acuerdo”.