(Foto: Jason Redmond/Reuters) (JASON REDMOND/)La pandemia de Covid-19 ha representado un duro golpe a la economía de las familias en los Estados Unidos, muchas de las cuales han tenido serios problemas para pagar las rentas de sus hogares y por esta razón también han sido víctimas de propietarios que buscan sacar provecho de la crisis a través de acuerdos en los que establecen que no pagarán la mensualidad a cambio de sexo.De acuerdo con un reporte de Buzzfeed News, tan sólo en Hawái, la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer del estado ha recibido 10 denuncias por acoso sexual por parte de los arrendatarios desde que inició la emergencia sanitaria por el nuevo coronavirus.“Hemos recibido más casos en nuestra oficina en los últimos dos días que en los últimos dos años”, comentó Khara Jabola Carolus, directora ejecutiva de la comisión al medio estadounidense en relación a los inquilinos vulnerables que lucha por pagar el alquiler.Uno de los casos que reportó este portal informativo fue el de una mujer incapaz de pagar su renta. Ante ese panorama decidió enviar un mensaje a un presunto dueño con el fin de preguntar por una propiedad de menor costo, no obstante, la respuesta que obtuvo fue una fotografía del miembro del sujeto.Una mujer envió un mensaje para conocer opciones de reta más asequibles y como respuesta recibió la fotografía del miembro del propietario. (Foto: Shutterstock)En Chicago también han padecido este problema. De acuerdo con Sheryl Ring, directora de Open Communities, una agencia de asistencia legal, al interior de su organización han notado un aumento triple en las quejas de acoso sexual implicadas con la vivienda durante el último mes.“Desde que esto comenzó, los propietarios han estado aprovechando las dificultades financieras que muchos de sus inquilinos tienen para obligarlos a llegar a un acuerdo de alquiler sexual, lo cual es absolutamente ilegal”, explicó.Estas acciones las llevan a cabo aun cuando la Ley Federal de Vivienda protege a los inquilinos de la discriminación sexual por parte de los dueños; sin embargo, medios estadounidenses han reportado que ésta no es una situación nueva, pero incluso se ha agravado más a partir de la actual crisis financiera.“Hemos escuchado que algunos propietarios están tratando de usar la situación en la que un inquilino se atrasa para presionarlo con el fin de que cambie el sexo por el alquiler”, comentó Ring.El 31% de los inquilinos en Estados Unidos no pagaron su renta en los primeros cinco días de abril. (Foto: Chris Helgren/Reuters) (CHRIS HELGREN/)De acuerdo con una encuesta nacional elaborada por Avail, una herramienta en línea para los dueños de propiedades, más de la mitad (53.5%) de los inquilinos informaron que perdieron su trabajo a causa de las medidas introducidas en sus ciudades debido a la pandemia de Covid-19.Esto se relaciona con los datos del Consejo Nacional de Viviendas Multifamiliares, una asociación comercial para la industria de los apartamentos, el cual informó que el 31% de los 13.4 millones de inquilinos en Estados Unidos no pagaron su renta entre el 1 y el 5 de abril, lo cual muestra la complicada situación por la que pasa la población.La cifra representa un importante incremento si se le compara con marzo, cuando la emergencia sanitaria no había escalado a un punto tan grave, pues en ese mes, sólo el 19% de la población no había sido capaz de pegar la renta a tiempo.El jueves, el Departamento de Trabajo de Estados Unidos, reveló que 5.2 millones de personas solicitaron beneficios de desempleo la semana pasada, lo que eleva el total de nuevas solicitudes a 22 millones en las últimas cuatro semanas.La gente se reúne en la entrada de las oficinas del Departamento de Trabajo del Estado de Nueva York. (Foto: Andrew Kelly/Reuters) (Andrew Kelly/)Esto representa más del 13% de una fuerza de trabajo de 159 millones de personas, un incremento sin precedentes en un período tan corto. Si antes de la crisis la desocupación rondaba el 3.5%, analistas han previsto que a fin de mes podría alcanzar, e incluso superar el 20%, un número que no se veía desde la Gran Depresión de los años 30.La información que comunica semanalmente el Departamento de Trabajo se llama técnicamente “solicitudes iniciales de desempleo”, las cuales son las presentaciones que personas que se quedaron sin trabajo hacen por primera vez ante las agencias estatales para pedir un subsidio. Es decir, no incluye a quienes ya habían hecho reclamos desde antes.Sólo una parte de quienes las presentan termina recibiendo los beneficios. Las reglas para convertirse en beneficiario varían según el estado, pero hay una serie de requisitos generales, como no haber perdido el trabajo por culpa propia, tener un nivel mínimo de ingresos por ese empleo reciente y estar buscando empleo activamente.Cabe mencionar que no todos los trabajadores califican. Algunos empleados de tiempo parcial, los autónomos y los contratistas independientes normalmente quedan excluidos. También hay variaciones en el nivel de los ingresos, dependiendo del distrito y de cuánto ganaba la persona en su último trabajo. Los montos oscilan entre USD 200 y 550 por semana, según un informe reciente de CNN.Un hombre señala un mensaje de error en su computadora por los problemas con el sistema de solicitudes de desempleo en Miami, Florida. (Foto: Marco Bello/Reuters) (MARCO BELLO/)En tiempos normales, el trámite puede demorar un poco menos de un mes hasta que el beneficiario comienza a recibir el pago en su cuenta bancaria. La duración del beneficio también depende del estado, pero puede extenderse de 12 a 28 semanas.No obstante, todo cambió por la magnitud de la crisis actual, ya que está haciendo más difícil acceder porque las oficinas de empleo y sus páginas web están colapsadas por la gran cantidad de aspirantes que se han recibido en las últimas semanas.Las dinámicas de poder que afectan a los inquilinos en medio de la crisis por coronavirusAnte la propagación del nuevo coronavirus, las recomendaciones para la población han sido claras. Quedarse en casa es fundamental para evitar que los contagios se incrementen, pero eso crea una desigualdad de poder para los inquilinos respecto a los dueños de las propiedades.“La dinámica del poder es evidente. Todos nos sentimos intimidados por los propietarios de las casa, porque ahora el refugio es muy crítico”, dijo Jabola Carolus, quien también destacó que las mujeres de color y las trans son las más susceptibles de ser objeto de acoso sexual por parte de los dueños.Además del acosos sexual de dueños hacia inquilinos, las mujeres también son más vulnerables a padecer de violencia doméstica durante el confinamiento. (Foto: Shutterstock)En el contexto de Hawái, comentó, la industria del turismo colapsó y eso dejó un contexto volátil para las trabajadoras de esa área de origen latino, inmigrantes o incluso a las propias nativas. “Las condiciones están maduras para la explotación sexual”, reconoció.Otro de los elementos sobre los cuales se debe poner especial atención en estas épocas de confinamiento obligado es la violencia doméstica y por ello las Naciones Unidas han hecho llamados a realizar acciones para combatir el aumento de este tipo de violencia.“Les pido a todos los gobiernos a que le den prioridad a la seguridad de las mujeres mientras responden a la pandemia”, escribió en Twitter el secretario general del organismo, António Guterres.A pesar de todos estos elementos adversos, las especialistas dejaron en claro que a pesar de que los tribunales están cerrados durante este periodo en los Estados Unidos, las personas, y particularmente las mujeres, tienen los recursos legales para ser protegidas ante este tipo de circunstancias.En este sentido, Khara Jabola Carolus escribió una guía de consulta gratuita para informar acerca de qué hacer y con cuáles recursos legales se cuenta si un arrendador presiona para tener sexo a cambio del alquiler durante la cuarentena por Covid-19.MÁS SOBRE ESTOS TEMASCómo funcionan los subsidios de desempleo que solicitaron 22 millones de estadounidenses por el coronavirusCómo rastrear tu cheque de apoyo del gobierno por coronavirus y acelerar la entregaLa violencia intrafamiliar: otro de los efectos colaterales del virus